sábado, 17 de diciembre de 2011

El blog se mueve...

Este blog se ha movido a  http://proceseando.blogspot.com/: allí os espero!!!!

sábado, 17 de octubre de 2009

Límites... ¿Por qué los respetamos?

Ayer un amigo me habló con vívido interés sobre un programa de la tele que yo no conocía.

Se trata de un programa en el que se priva de libertad a unos jóvenes, se les modifica el aspecto físico, se les pretende alterar sus valores, y además respetar normas que vulnerarían los derechos de todo ser humano... bueno, al menos los derechos autoatribuídos de un grupo de chavales de 18 años.

El programa en cuestión es "
Curso del 63", de Antena 3. No lo he visto aún,... pero he encontrado algunos fragmentos en Youtube ... y, una vez visto, sobran las palabras... bueno, y las imágenes... pero lo cierto es que me ha hecho pensar en esto de los límites.

Soy facilitador, entrenador y consultor de formación... o sea, que intento ayudar a los asistentes a mis sesiones a mejorar sus conocimientos, sus actitudes o sus habilidades de una manera que les pueda reportar algún beneficio.


Mi trabajo implica marcar límites al grupo y gestionarlos; a veces los asistentes son personas que querían hacer el curso... pero, otras, tengo que compartir 8 horas con personas que querían aprender y con personas que no querían estar en la sala o no sabían por qué estaban allí.

¿Qué clase de
límites? Los horarios, el trabajo a realizar, las normas de conducta durante el día, los descansos, las dinámicas de cada actividad, etc. No me importa flexibilizar las normas que inicialmente tenía previstas si ello nos ayuda a avanzar hacia nuestro objetivo: aprender algo.

No me tengo por una persona autoritaria, aunque sí soy exigente, y cuando llego a un acuerdo con ellos sobre estos aspectos me gusta respetarlos y espero que los respeten. Por lo general esas personas suelen respetar los límites que acordamos o, si no hay acuerdo, respetan los que estableció la Organización en la que trabajan. ¿Por qué lo hacen? Se me ocurren algunas respuestas:
  • Por responsabilidad: nos satisface saber que somos capaces de regular nuestros impulsos y que no nos vence el abandono ni lo primario...
  • Por falta de hábito: lo llevamos haciendo toda la vida así que... ¿para qué vamos a innovar?
  • Por incapacidad: no sabemos hacer otra cosa... hemos olvidado que hay otras opciones...
  • Por miedo: tememos el castigo, la reprobación, el ridículo, tememos que nos aparten de los que nos aportan seguridad-o-lo-que-sea-que-nos-aportan...
Y... ¿por qué no respetamos los límites? Se me ocurren algunas respuestas:
  • Por responsabilidad: el grupo espera que hagamos eso -no respetar el límite- y que podamos recibir el castigo de quien lo impuso para aportar, así, seguridad y sentido de pertenencia al resto del grupo... curioso, ¿no?
  • Por falta de hábito: no nos hemos relacionado suficiente con personas que nos marcaran un límite con suficiente perseverancia...
  • Por incapacidad: no sabemos respetarlos, no aprendimos cuando podíamos haberlo hecho, o nuestra elefantíaca amígdala nos lo impide...
  • Por dejadez: estamos convencidos que ya lo haremos más adelante, cuando seamos como los demás y no tengamos más remedio...
  • Por miedo: a perder nuestra identidad, a dejar de ser quien soy, a ser como los otros, a que los demás piensen que ya no somos como queremos parecer...
  • Por narices...
A mediados de los 90, Ayrton Senna dijo:

"En un día dado, una circunstancia dada, piensas que tienes un límite. Y entonces vas por este límite y tocas este límite, y piensas, ‘Bueno, este es el límite'. En cuanto tocas este límite, algo pasa y de repente puedes ir un poco más allá. Con el poder de tu mente, tu determinación, tu instinto, y la experiencia también, puedes volar muy alto"

AyrtonSenna da Silva murió el 1 de mayo de 1994, en Imola durante el Gran Premio de San Marino.


Mañana me saltaré un límite... por narices... pero no el de velocidad... temo imaginarme las consecuencias...

martes, 6 de octubre de 2009

"El soplón" (The informant, 2009)... acercamiento a la mentira

El jueves pasado fui a ver "El Soplón", la última película de Steven Soderberg... y a mi -¿qué queréis que os diga?- me ha gustado.

Es cierto que la primera parte del film es lenta, pero Damon está soberbio y por otra parte me parece que ese es el ritmo adecuado para contarnos la vida de alguien tan gris como Whitacre... o, mejor dicho, de uno de los Whitacres.


¿Quién miente?
¿Quién dice la verdad?
¿Cuál de los Whitacres?

Y, al fin y al cabo, ¿qué es verdad y qué es mentira?

Si queréis saber más... id a verla... y no os vayáis de la sala hasta el final de la película... Yo creo que vale la pena.

De todas formas, hay opiniones de todos los tipos:
- El soplón. Crítica de Sandro de Rosa
- El soplón. Crítica de Sergi Sánchez
- El soplón. Excelente damon, Soso Soderbergh. Crítica de Alberto Abuín



lunes, 5 de octubre de 2009

Cocteau Twins y el miedo

Hace muchos años me aficioné a los Cocteau Twins, una banda que componía músicas "especiales"... bueno "más" especiales que las que hacen otras bandas. Si fuera un especialista diría que hacían Dark Wave... qué triste es tener que darle nombres a las cosas para poderlas entender.

Hacían "músicas especiales...

Lo cierto es que extravié los discos que tenía,... ya sabes, esas superficies redondas, planas, negras y brillantes que exponíamos a la presión de una aguja de diamante y que nos devolvían -misteriosamente- música... bueno, música y también ruido de fondo.

Extravié los discos en una mudanza y no he dedicado ni un segundo a buscarlos... Alguien me dijo que la música de los Cocteau Twins tenía efectos sobre nuestra percepción no consciente... vamos, que te "controlaba"... y añadían que te inducía al suicidio y a la depresión.

Me dió miedo... Qué ridículo!... ¿verdad?...

¿O tal vez es lo normal?...

Cuando alguien nos advierte de un peligro, solemos caer en una de estas opciones: tenemos miedo y no nos movemos, esperando que el peligro desaparezca, se transforme, se licúe... o bien, tenemos miedo y actuamos, a veces corriendo como locos, a veces golpeando a diestro y a siniestro, ... sólo algunas veces tomamos decisiones más o menos razonables cuando tenemos miedo.

Esta tarde he asistido a una reunión de inicio de curso en nuestra Escuela... y alguien allí habló del miedo...

Decía, más o menos:

"Nuestros hijos acaban de empezar un nuevo curso, en el que deberán esforzarse y trabajar... tienen 15 años o los tendrán en breve... y tenemos que ayudarles a aprender a vivir sin miedo... podemos decirles que están en una edad preciosa, en una edad inquieta, en una edad de descubrimiento... pero no tenemos derecho a decirles que están en una "edad difícil", porqué "difícil" tiene que ver con el miedo... y si les educamos con el miedo les enseñaremos a temer...".


Yo, además, añadiría que "si les educamos con el miedo les enseñaremos a temer.. y alguien que tiene miedo es fácil de dominar o incapaz de dominarse".

Volviendo a los Cocteau Twins... ¿conocéis Sugar Hiccup?... está sólo a un clic... una delicia, ... creo...

Sin quererlo, mientras escribía esto, he escuchado algunos de sus temas... y... ¿sabéis qué?... no ha pasado nada.

Más información sobre el miedo, y también una reflexión de Pilar Jericó.

Más información sobre los Cocteau Twins.

domingo, 4 de octubre de 2009

He llegado de vuelta de Sort con el coche repleto de setas

Bueno, no es verdad,... no tengo el coche repleto de setas... bueno en realidad sí estaban en el coche... bueno, no exactamente...lo cierto es que nos las habíamos comido... es decir, que sí que el coche estaba repleto de setas aunque "se habían transformado"...

Me encanta salir a buscar setas - cazarlas, como decimos por aquí-... A veces pienso que lo que me gusta es comérmelas -que también- pero en realidad lo que me gusta es buscarlas... mucho más que encontrarlas.

Esto me recuerda un poco a la historia de Don Juan: pobre hombre, condenado a seducir y seducir una mujer tras otra, sin parar, porque tras poseerlas perdían todo su interés que redirigía de nuevo hacía otras presas.

Esa idea de la búsqueda constante creo que es lo que me anima cuando paseo por el bosque buscando las setas. Mienrtas camino pienso "¿Dónde se han escondido?" y me contesto "Seguro que detrás de esa mata hay una... o varias...".

Y entonces la respiración se acelera... bueno, también es por la subida, claro, pero eso no cuenta... y la mirada se agudiza, intentando atravesar las hojas de ese arbusto o de ese arbolito que me cortan la visión... además el sol atraviesa las ramas altas del bosque y chocan en mis gafas produciendo unos destellos que confunden la percepción.

Llegas hasta la mata, te agachas, ... algo te dice que allí no está lo que buscas... de hecho, la ausencia de los que buscas te dice que allí no está... y piensas "Claro!... seguramente estará allí...", un metro o dos hacia la derecha... y vuelves a empezar el ciclo...

Cuando encuentras lo que buscas, te recorre un temblor... bueno, un temblorcito, no hay que pasarse porque sólo es una seta... y dudas entre gritar a tus compañeros para que vengan a ver el hallazgo, o ponerte de rodillas para preparar el corte de navaja que te permitirá llevart el trofeo...

Yo, por lo general, me callo, me agacho, la observo, me regocijo, y la corto... más o menos por ese orden... y luego, un segundo más tarde, pienso de nuevo "¿Dónde se han escondido?".

Una y otra vez, el proceso se repite... y aunque ya sabes que probablemente no estarán tras esa mata a la que te acercas... no dejas de caminar... una y otra vez

Para saber algo más sobre el Donjuanismo

Para saber algo sobre "els rovellons" y los "cazadores de setas" (en catalán)

viernes, 2 de octubre de 2009

Bienvenida a En Proceso

Blog dedicado a cosas que están en proceso... es decir: cambio, transformación, aprendizaje desaprendizaje, crecimiento, evolución, (auto)liderazgo, comunicación, individuos, cerebro, personalidad, (inter)conflicto, no saber, descubrir

Lo dicho, cosas que están En Proceso.